It's my life
  ¿Si no sientes miedo, no estás vivo?
 


Fíjate bien

¿Si no sientes miedo, no estás vivo? 

        El último anuncio de un coche con el lema “si no sientes miedo, no estás vivo”, me llamó la atención y me ha hecho reflexionar sobre mis miedos y los de la sociedad en general. 
       ¿Por qué tenemos miedo? ¿Qué factores nos hacen sentir miedo? ¿Es malo o bueno? ¿De verdad el miedo es inevitable y forma parte de nuestras sensaciones? Todas estas preguntas estaban surgiendo en mi mente y quería darles una respuesta.
       A veces pienso que sólo yo tengo fobias y los demás parecen ser muy seguros y fuertes. Pero si reflexiono bien, creo que cada persona por lo menos una vez en la vida ha sentido miedo por alguna razón. Hay infinidad de miedos que nos persiguen, tales como: el temor a padecer alguna enfermedad, enamorarse, ser rechazado, sentirse solo, perder a la gente querida, etc. Es muy difícil de estudiar este sentimiento ya que mucha gente no quiere hablar sobre sus miedos y los intenta disimular para parecer entero. Especialmente eso pasa con los hombres que en ningún caso quieren mostrar su lado débil e intentan proyectar la imagen de personas fuertes y seguras de sí mismas. En cambio, las mujeres muestran con más facilidad sus sentimientos, comparten entre ellas sus problemas y preocupaciones y así de alguna manera se liberan y se sienten mejor.
        En mi opinión el miedo es una moneda de dos caras. A veces puede tener su lado positivo, ya que sirve de autoprotección. Esta sensación aparece como respuesta a una amenaza y puede salvar la vida en una situación crítica. Además el miedo ayuda a recordar las situaciones peligrosas o poco agradables y dicta las pautas de conducta en el caso de tener poca información para tomar una decisión. Así, por ejemplo, el hecho de tener miedo nos hace ser más atentos a la hora de conducir, cuidar la salud para no ponerse enfermo, llevar una vida sana, no hacer locuras que nos puedan poner en peligro, etc.
        Pero también muchas veces el miedo nos puede jugar malas pasadas. A menudo por miedo perdemos las oportunidades que nos brinda la vida, nos volvemos indecisos y nos cuesta tomar las decisiones. Mucha gente cuando se enamora no se atreve a hablar sobre sus sentimientos por el miedo de ser rechazada aunque en muchas ocasiones otra persona sienta lo mismo y tampoco tenga valentía de decírselo. Así, los dos se quieren pero el miedo no les deja estar juntos. Además de afectar nuestra vida personal, el miedo puede frenar el éxito profesional.
        El miedo no sólo está presente en la vida de unas personas, sino también en la sociedad en general. Cada vez la humanidad acumula más fobias. Vivimos con constante temor de sufrir un atraco o un atentado terrorista. Nos volvemos más reservados, confiamos menos uno en el otro.
       No temo reconocer que tengo muchos miedos. Me da mucho pánico pensar en la muerte, perder a la gente que quiero, no poder hacer realidad todo lo que tengo planeado, envejecer, etc. Es bueno poder reconocerlo porque así se puede empezar a luchar contra ello.
       Creo que el miedo como medio de autoprotección es bueno, pero en pequeña dosis. Para vivir una vida plena y rica hay que intentar que el miedo no se apodere del espíritu y de la mente. Todo es bueno en su medida y sin exageraciones. 


 

 
   
 
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