¿Necesitamos nueva arca de Noe?

El cambio climático global se ha convertido en los últimos años en el tema actual y alarmante de nuestra sociedad ya que está causando cambios ambientales inquietantes. El calentamiento global está detrás de la inusitada potencia del huracán “Katrina”, de las inundaciones que han asolado Centroeuropa y de la peor sequía en muchos años en España. El fenómeno es cada vez más serio y la amenaza se vuelve palpable. Urge desenmascararlo y ponerle freno si no queremos acabar construyendo nueva arca de Noe para salvarnos.

Las causas del calentamiento de la tierra son varias.
Entre ellas una de las más importantes es la quema de combustibles fósiles como el petróleo que genera gran cantidad de dióxido de carbono y la deforestación que impide que este gas sea reabsorbido por la vegetación. La concentración del gas ha ocasionado que la atmósfera retenga más calor de lo debido, y es la causa de todas las anomalías que estamos viviendo ahora.

El planeta está herido, la capa de ozono tiene un agujero enorme, los glaciares y las capas de hielo se están derritiendo, los mares y las marejadas están hundiendo las islas y los pueblos costeros del mundo y las zonas de distribución de muchas especies de plantas y animales se están desplazando hacia el norte y a mayores altitudes.

La solución de estos problemas podría ser la educción de la contaminación del planeta, sobre todo la emisión de dióxido. Pero no es una tarea sencilla porque requiere cambiar el modelo energético y sustituir la producción basada en combustibles fósiles por otras fuentes más limpias.

También existe un instrumento que podría hacer mucho al respecto, aunque sea a largo plazo: el Protocolo de Kyoto. Este acuerdo internacional obliga a los países a reducir las emisiones de gases contaminantes que producen el calentamiento global. Lo que resulta intrigante es que Estados Unidos, el mayor contaminante mundial, se niega a firmarlo porque esta reducción frenaría la expansión económica del país. Es más, el propio presidente ha dicho varias veces que el calentamiento global es prácticamente un invento de los ecologistas.

Ahora, lo paradójico es que la supuesta seguridad que brinda el primer mundo no resguarda de la fuerza de la naturaleza. ¿Hace falta mencionar al “Katrina” o al “Rita”? En 2002 abundantes pruebas científicas aconsejaron en EE.UU. invertir 14.000 millones de dólares para construir islas barreras y fortalecer diques en lugares como el Misisipí, cuyo delta es uno de los más erosionados del mundo. El Gobierno de Bush sólo aprobó un gasto de 2000 dólares. Las consecuencias de su imprevisión van a costarle más de lo que hubiera imaginado. El calentamiento global no perdona a nadie.     

Cuanto más saben los científicos acerca de los peligros del calentamiento global, tanto más dan la alarma. No cabe duda de que el peligro crece y que tendrá consecuencias catastróficas en los ecosistemas y la humanidad a nivel mundial. El futuro del medio ambiente del planeta está en el juego, y el sistema capitalista que produce esos cambios parece ser incapaz de responder a esta amenaza.